A pesar de que todos nuestros lectores son gente sana y deportista, a casi todos se nos ha ido alguna vez la mano, especialmente en estos días de excesos y celebraciones. Por nuestra experiencia, en nuestro Club, hemos comprobado cómo hay mucha gente que tras una intoxicación etílica viene a practicar deporte. Pero desde el Real Club de Tenis de San Sebastián nos gustaría hacer una reflexión para averiguar si se trata del mejor modo para devolver a nuestro cuerpo a un estado de normalidad.
Lo que supone una borrachera para nuestro cuerpo de sobra es conocido por todos vosotros: la deshidratación. Un extravío de líquidos que hemos de suplir mediante la ingesta de alimentos que nos asistan con una notable hidratación y sales minerales. Además, hemos de hacer un esfuerzo en eliminar de manera fulminante todas aquellas toxinas procedentes del alcohol a través de la orina y el sudor.
Bien es cierto que los días de resaca nuestro cuerpo hace un esfuerzo extra para no realizar actividad alguna, haciendo una faraónica representación de lo que supone estar cansado o sin fuerzas. Es entonces cuando mayor esfuerzo hemos de hacer en reponer líquidos perdidos mediante, por ejemplo, bebidas isotónicas, ricas en sales minerales que tan bien harán a nuestro hígado y su recuperación. Sin embargo, quedarnos tirados en el sofá es uno de los errores más comunes, ya que practicar algún tipo de ejercicio es una de las mejores soluciones para dar luz a los días oscuros.
Cuando bebemos alcohol nuestro cuerpo lo asimila a través del hígado, proceso en el que se produce un componente llamado acetato, el cual se descompone para la posterior obtención de energía, lo que supone que no se queme grasa. Por eso es vital hacer ejercicio. Supondrá la mejor forma de eliminar lo antes posible el acetato y la capacidad a nuestro cuerpo de volver a quemar grasas.
Además del acetato son otras las toxinas que debemos expulsar de nuestro cuerpo lo antes posible, y el sudor es la mejor forma de hacerlo. Pero atención, durante este proceso, la deshidratación es mayor por lo que los riesgos aumentan. Por tanto has de beber líquidos de manera habitual y constante durante el ejercicio físico.
Un consejo: si realmente nos encontramos muy mal y aún así hemos decidido ir al gimnasio, opta por ejercicios de esfuerzo moderado, ya que a pesar de tratarse de una actividad beneficiosa, nuestro cuerpo no se encuentra en condiciones totales de poder realizarlas de modo correcto. Por ello, las que implican un determinado riesgo es mejor dejarlas a un lado para realizar otras más elementales y a su vez completas.
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